El pasado 7 de junio, en la Biblioteca María Moliner, expusimos parte de nuestro trabajo sobre las Olas del Feminismo. Es tanto lo que hay, que una mujer nos lleva a otra a otra y ésta a otra más, y así sucesivamente en un bucle interminable, lo que nos supone una mezcla de rabia por el ocultamiento y placer por el descubrimiento.La presentación de nuestra Asociación corrió a cargo de Mayte Domínguez, psicóloga y técnica de Igualdad de nuestro Ayuntamiento mientras que la presentación del trabajo lo hizo nuestra presidenta Mari Carmen Cabrera Roch.
Sole Vélez nos habló de la Primera Ola del Feminismo, por dar una visión de conjunto. Olympia de Gouges y sus "Derechos de la Mujer y la Ciudadana" y Mary Wollstonecraft y su "Vindicación de los Derechos de la Mujer".
Nuchi Belchí abordó a las hermanas Grimké, Sarah y Angélica, las más mayores, las representantes del feminismo de clase y de las que bebieron el resto de las presentadas. Todas coinciden en su implicación sin fisuras en el movimiento antiesclavista y todas sufren la decepción al no sentirse apoyadas después en su defensa por los derechos civiles y políticos de las mujeres.
Elizabeth Cady Stanton fue abordada por Gloria Monera -que nos habló de la organización de la Convención de Seneca Falls junto a Lucrecia Mott- y ampliada por Jane Cronin en lo que debería ser motivo de un monográfico: "La biblia de la mujer". Un grupo de mujeres altamente cualificadas y dirigidas por Cady Stanton hicieron un estudio riguroso de la biblia en todos aquellos aspectos que nos conciernen, para llegar a demostrar las trampas en traducciónes continuadas con la intención de colocarnos en situación de inferioridad. Por supuesto niegan la inspiración divina.
Lucy Stone se hizo presente a través de Begoña Fernández y Toni Costa, una mujer responsable de la escisión que se produjo en la Asociación Nacional por el Sufragio de las Mujeres Americanas, pero que nos dejó un pensamiento brillante y una vida conectada con ese pensamiento. Merece bucear en ella.
Mari Carmen Orozco nos acercó a Alice Paul, la más joven, la más decidida y radical para conseguir sus objetivos. Organizó el famoso desfile de la Avda de Pensilvania -junto a su inseparable Lucy Burns- al que asistieron medio millón de personas, sufrieron encarcelaciones, hicieron huelgas de hambre, crearon el Partido Nacional de la Mujer y pusieron contra las cuerdas al Presidente Wilson, el cual no tuvo más remedio que presentar la Decimonovena Enmienda que concedía el sufragrio universal
Loli Andreu se encargó de los Feminismos negros. Empezó por Sajourner Truh, que ya forma parte nuestra, siguió con Ida Wells, una mujer coraje, periodista y defensora de los derechos de las mujeres a través de artículos, activismo, demandas y manifestaciones, o Margaret Garner, una esclava violada por sus amos, que mató a su propia hija para evitarle un futuro de esclavitud, , y no olvidó destacar la importancia de los Clubs como vehículos de organización y asociación de mujeres negras.
La falta de tiempo nos obligó a dejar a Susan B.Antony, que trabajó durante cincuenta años junto a Cady Stanton, que defendió la Biblia de la mujer con un brillante discurso y cuyo trabajo en primera persona dejamos a continuación.
Nací un 15 de febrero de 1820 y soy cuáquera. Heredé de mis padres unos
ideales de libertad, igualdad y justicia social. Ellos eran antiesclavistas y
yo, con 27 años, además de dedicarme a la enseñanza, me uní al movimiento
antialcohólico. Allí me di cuenta de lo difícil que es ser mujer en la mayoría
de los espacios y, tras cinco años de activismo, decidí trabajar en un grupo
formado exclusivamente por mujeres: Sociedad Femenina pro Temperancia en el
Estado de Nueva York. Eran los mismos fines, pero con solo mujeres.
Tengo treinta y un años y he conocido a Elizabeth Cady Staton, que es una
de las principales líderes del movimiento sufragista. Ha dirigido la Convención
de Séneca Falls y a partir de hoy trabajaré junto a ella por el sufragio
femenino y la mejora de los derechos de las mujeres. Algo me dice que seremos
inseparables. Pensamos en las innumerables campañas que hemos de llevar a cabo
para crear conciencia de la inferioridad actual de la mujer. Hoy me ha
comentado que es un despropósito nuestra manera de vestir, que es una forma de
sujeción que nos impide movernos libremente. Y lleva razón ¡Sería estupendo
poder llevar pantalones o faldas más anchas! Tendremos que estudiarlo, pero lo
haremos.
Soy antiesclavista. Todas las personas cuáqueras lo somos. Pensamos que el
ser humano nace libre y nadie ha de tener la potestad para comprarlo; de manera
que abogamos por la abolición de la esclavitud. Nuestras demandas van unidas a
las suyas.
Hace poco más de diez años que escribí las palabras anteriores. Hoy,
terminada la guerra de Secesión y, habiendo trabajado contra el esclavismo
desde la Liga de Mujeres Leales que fundé, empiezo a darme cuenta de que el
apoyo que mostramos a los esclavos no es recíproco a nuestra causa. Son muchos
los que reniegan del activismo de las mujeres y empezamos a vislumbrar que
nuestra lucha ha de ser exclusivamente nuestra. Frente a la amargura del
abandono encontramos juntas la luz de un camino nuevo que transitaremos solas,
pero unidas y fuertes.
Tal vez nosotras no lo veamos, pero allanamos el camino para las
generaciones venideras.
En 1920 se garantizó el derecho al voto femenino.
Gran parte de estas mujeres podemos estudiarlas en nuestro "Dominó de las Olas del Feminismo". El próximo trimestre presentaremos a las sufragistas inglesas.
Fotografías: Casilda Sotomayor Anduiza.