Ya sabemos que nuestros límites son importantes, que la conciencia de igualdad y respeto se inocula desde la infancia, en los centros educativos, en las escuelas de padres y madres, en la publicidad, la literatura, los anuncios... Todo eso lo sabemos. Pero también sabemos que tenemos el deber de hacer lo que podamos, un centímetro, un milímetro.
Decía Isabel Oyarzábal: "nuestro deber es creer, pase lo que pase, que hay cosas que hacer".
Y eso hacemos. Son camisetas sin logo, unisex, para que cualquiera pueda llevarla cuando se produzca un asesinato machista: al supermercado, a la tienda, a un entierro, a pasear, a una reunión...
Y si explicamos y alguien se hace una pregunta y modifica su manera de ver este fenómeno nos habrá compensado el esfuerzo.
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