Si te interesa el feminismo, si no terminas de tener claras las Olas y si no has visto la película Angeles con mandíbula de hierro, ven con nosotras el viernes por la tarde a la biblioteca María Moliner, a la que desde aquí agradecemos la cesión del espacio.
A veces la cosa más nimia nos acerca a una causa que determinará nuestra vida, o al menos le dará un contenido enriquecedor. Cuando Alice Paul se acerca a Ruza Wenclaskaska para solicitarle ayuda en favor del sufragio, ésta le contesta enfadada: "no creo en nadie, a nosotras nadie nos ayuda". Entonces Alice Paul, con la papeleta en la mano, le dice: "hace unos meses murieron 146 personas en la fábrica de tejidos de Manhattan, sobre todo mujeres, y todo por no haber colocado una escalera de incendios: Un voto, una escalera de incendios". Y entonces asistes a la transformación de Ruza, que coge un buen puñado de papeletas y se suma al reparto: "Un voto, una escalera de incendios, un voto una escalera de incendios..."
También asistes a las vivencias de la mujer burguesa en su proceso de descubrimiento de quién es hasta llegar a convencerse de que no es nada y a su determinación de cambiar las cosas sumándose a cuantas iniciativas proponen.
Y el desfile de 1913, el famoso desfile que superó todas las expectativas con medio millón de personas observándolas en la Avda de Pensilvania el día anterior a la investidura de Wilson...
Pocas películas te acercarán tanto a la indiferencia primero y la resistencia después de los hombres ante una demanda tan básica del derecho al voto de las mujeres.
En Inglaterra se aprueba el sufragio después de 2588 peticiones en el Parlamento. Como para esperar sentadas.
Te esperamos.
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